
De ferrallas, garabatos y otros timos
Una de las peores cosas de hacerse viejo es que se pierde la capacidad de espanto. De joven cualquier cosa impresiona y deja un profundo surco en el alma. Luego todo se vuelve previsible y aquellas primeras sensaciones de horror se tornan en indiferencia. Eso es, sin ir más lejos, lo que […]