La Inquisición, especialmente la española, es una de las instituciones que más ha cautivado el imaginario popular durante siglos. Pero, aunque todos sabemos que existió, su conocimiento es muy superficial, al menos por el gran público. Tiene una gran cantidad de secretos que han pasado desapercibidos o que se han ocultado deliberadamente. Vive a caballo entre la historia, la leyenda, la literatura y el cine. Fue objeto, además, de un uso muy intenso por parte de los fabricantes y difusores de la Leyenda Negra.
Un tema fascinante que merece unas cuantas acotaciones y más de una aclaración. ¿Cuántas personas ejecutó la Inquisición española?, ¿a quién perseguía y de quién dependía?, ¿por qué duró tanto tiempo?, ¿fue comparable a los tribunales religiosos protestantes? Estas y otras muchas preguntas vamos a abordarlas en la edición de hoy de La ContraHistoria.
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La ley del Talión ( ojo por ojo, diente por diente ) fue un conato de limitar la venganza de los hombres ante agravios previos de otros hombres. La Inquisición fue un conato de limitar la venganza de los hombres ante afrentas a Dios de otros hombres. Si el Talión apela a la proporcionalidad y la reciprocidad, la Inquisición apelaba a la verificación, la retractación y la salvación. La Inquisición española resultó ser unos de los pocos elementos comunes a todos los territorios de una corona con múltiples reinos y fueros, y resultó ser leal a la corona, lo que explica su longevidad y el haber sido foco predilecto de la ‘imperiofobia’ contra la corona española al ser uno de sus símbolos más ubicuos. Resultó útil a la iglesia, resultó útil a la corona y resultó útil a los fieles. Todas las maldades que cometió lo son con parámetros éticos posteriores pero en su contexto se dedicó a preservar la Fe por medios bendecidos por las costumbres y la Iglesia. La caricatura mordaz de los inquisidores ( sádicos y fanáticos ) cumple con las reglas del éxito de los memes: simplones y llamativos, y está a la altura de la de los conquistadores ( genocidas codiciosos ) o la de los Tercios ( saqueadores sanguinarios ).
Un cordial saludo.