De cuatro días a esta parte no se habla de otra cosa, al menos en las redes sociales. Me refiero a Tabarnia, una nación ficticia formada por aproximadamente las provincias de Tarragona y Barcelona y que se corresponden con las áreas en las que el voto constitucionalista fue mayoritario en las elecciones del 21-D. Empezó como una broma tuitera pero ha terminado poniendo a los independentistas frente al espejo. Para desautorizarlo emplean los mismos argumentos que sus adversarios. El espectáculo está servido. Y probablemente no se quede aquí.
«La República de Tabarnia pese a la ley» es efectivamente un espejo de «la República de Cataluña pese a la ley». Ridiculizar a quienes apuestan por la política esperpento, tendría la utilidad de la crítica jocosa e inteligente si los grotescos tuvieran sentido del ridículo, pero este es el segundo sentido que huye ante la irrupción del patrioterismo, justo detrás del sentido del humor. Digerir el fracaso colectivo que supone el secesionismo catalán apoltronado en las instituciones, va a requerir sentido del humor, mucho, pero no solo.
Un cordial saludo.