
Este martes Juan Guaidó consiguió tras dos días de infarto acceder al Palacio Federal Legislativo, el edificio que alberga la Asamblea Nacional de Venezuela, y jurar su cargo como presidente de la misma. Tanto los militares como los colectivos chavistas trataron de impedir su acceso e incluso llegaron a cortar el fluido eléctrico dentro del recinto.
Esto fue así porque el Gobierno de Nicolás Maduro se ha sacado otra asamblea nacional de la manga, la segunda en menos de dos años, y a su frente a puesto a Luis Parra, un ex opositor, diputado de Primero Justicia (el partido de Henrique Capriles), que el mes pasado se vio envuelto en un escándalo de corrupción. Parra se autoproclamó presidente de la asamblea con el plácet del Gobierno poco antes que Guaidó, pero carecía de quorum, por lo que su proclamación es un desafuero por partida doble. Una situación como vemos de auténtico caos que responde a la voluntad manifiesta del régimen de desautorizar y desacreditar a la oposición en su conjunto y a la Asamblea Nacional legítima, el único contrapoder efectivo que aún planta cara al chavismo.
En La ContraRéplica:
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