Andrés Manuel López Obrador ganó este domingo las elecciones mexicanas. Qué digo ganó, arrasó. Las encuestas se equivocaron, pero porque se quedaron cortas. Con el 80% de los votos escrutados el resultado es el siguiente: AMLO (53%), Anaya (22,5%), Meade (16,4%). Como vemos una victoria arrolladora que adquiere tintes de victoria total porque su partido (MORENA) ha conseguido ganar en 29 Estados (sólo pierde en Nuevo León y Guanajuato) y se hace con el Congreso y el Senado. Estamos ante un resultado histórico, vamos a darle un repaso más reposado.
Hartos de crímenes y de corrupción, hartos de los modos desdeñosos de los políticos, hartos de las ofensas gringas, hartos de esperar una prosperidad que apenas se asoma por barrios… hartos de tantas cosas, los mejicanos se encomiendan a quien promete los cambios sin el lastre del que incumplió desde el poder. Quien más quien menos sospecha que ni Andrés Manuel ni la presidencia de Méjico tienen capacidad alguna para resolver los problemas derivados de la suma de mezquindades de millones de individuos a diario, desde hace ni se sabe y con enorme capacidad de contagio. Nadie le discute a Andrés Manuel su buena intención, sí sus propuestas y por supuesto su mesianismo al pensar que él triunfará donde los demás fracasaron porque él es mejor, él tiene más poder, él es la encarnación de la chiripa o sencillamente es su destino mandar.
Un cordial saludo.