El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictó el pasado jueves una polémica sentencia en la que consideraba que el Tribunal Supremo debió haber levantado la prisión provisional a Oriol Junqueras antes de ser condenado en octubre. De este modo la Justicia europea se pronuncia de forma favorable a la inmunidad de Junqueras entre su elección como eurodiputado el 26 de mayo y la condena en firme el 14 de octubre.
En ese momento Junqueras dejó de estar en prisión preventiva para estar condenado en firme a 13 años por sedición y malversación, amén de inhabilitado para el ejercicio de cargo público durante esos mismos años. Ahí no ha entrado el TJUE porque eso no es de su competencia. Si lo era, en cambio, el hecho de que un eurodiputado electo y aún no condenado en firme pudiese recoger su acta.
Junqueras ya no gana nada, pero si podría hacerlo Carles Puigdemont, huido de la Justicia española y, por lo tanto, aún no juzgado ni condenado. Es, de hecho, el gran ganador de esta sentencia ya que ha recibido un balón de oxígeno cuando más lo necesitaba. Pero este balón podría no durarle mucho ya que el problema no está en Bruselas, sino en Madrid.
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