
Uno de los personajes del verano ha sido una adolescente sueca de 16 años de la que hace sólo un año apenas teníamos referencia. Se llama Greta Thunberg y copa las portadas de todos los periódicos del mundo desde hace meses. Se hizo conocida porque un buen día decidió, con el consentimiento de sus padres y el consejo de un ecologista profesional, dejar de ir a clase y hacer huelga delante del parlamento sueco para protestar contra el calentamiento global.
De ahí al estrellato gracias a una gran campaña de publicidad y relaciones públicas que ha alcanzado su punto álgido este mes de agosto gracias al viaje en un velero solar que la ha llevado desde Europa a Nueva York. El viaje se ha realizado en velero porque la joven no quiere tomar aviones por sus emisiones de CO2. La embarcación, naturalmente, no es suya, la ha puesto a su servicio el millonario monegasco Pierre Casiraghi, hijo de la princesa Carolina y prominente hombre de negocios del principado.
No es el único apoyo millonario del que goza esta joven activista. Tras esta campaña se encuentran poderosos grupos de presión y empresas energéticas que pretenden sacar tajada de todo este espectáculo.
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