
Este lunes Pedro Sánchez se hizo carne en la Casa de América de Madrid cuando en toda España no se hablaba de otra cosa más que de su tesis doctoral. Allí, con medio Ibex 35 mirándole de frente y todas las televisiones del país retransmitiendo en directo, anunció que quiere reformar la Constitución para suprimir los aforamientos de los políticos, una vieja demanda de la sociedad española de la que hace unos años se habló mucho. Se trataba, obviamente, de una cortina de humo para tratar de acallar los rumores persistentes de que había plagiado su tesis.
Al final le ha salido el tiro por la culata. Su propuesta de acabar con los aforamientos es un simple globo sonda sin trascendencia alguna, y el ruido de la tesis sigue creciendo hasta convertirse a estas horas en algo ensordecedor.
Humo escaso y de pésima calidad
Cuando parece demasiado difícil plantear una mamarrachada que supere a la última, Pedro vuelve a hacerlo y nos vuelve a dejar ojipláticos y boquiabiertos. Pretende reformar la constitución para que si cogen a un cargo público abusando de su posición… pueda seguir aforado. Y con un poco de suerte trata de colar de rondón en el último momento varios referendums y algún techo de déficit, que se ve que es como calza las propuestas para las que no tiene apoyos. Tanta acción poco reflexionada es impropia de un doctor universitario. Es curioso como alguien que repite insistentemente que él es el Presidente del gobierno se comporte en todo momento un candidato sin opciones que promete una luna por votante. Impaciente espero la siguiente mamarrachada de este tipo que está demostrando ser el mejor en lo suyo.
Un cordial saludo.