
Soraya Sáenz de Santamaría ganó ayer la primera vuelta de las primarias del PP. Lo hizo por muy poco, apenas 1.500 votos, sobre Pablo Casado, que ha sido el candidato revelación. Luego ya a cierta distancia ha quedado María Dolores de Cospedal y los tres que iban de guarnición: García-Margallo, García Hernández y Cabanes. La segunda vuelta será los próximos 20 y 21 de julio en Madrid, en un congreso que se celebrará en un hotel junto al aeropuerto de Barajas. No sé por qué han elegido ese lugar, quizá por si viene la Guardia Civil a llevarse a alguno de ellos pueda darse a la fuga rápidamente.
Bromas aparte, el resultado deja la presidencia del PP en el aire pero algo inclinada hacia Casado porque es previsible (aunque no seguro) que los compromisarios cospedalistas le apoyen. Pero eso está ver. Vamos a analizar las claves de estas primarias, las primeras en la historia del PP y que, según está el partido, podrían ser las últimas.
[amazon_link asins=’8491643338,8416854238′ template=’CarruselSinEncabezado’ store=’f0279-21′ marketplace=’ES’ link_id=’5b4af8e8-80c6-11e8-8634-8f427911f258′]
Tras la votación de los inasequibles al desaliento y los demasiado comprometidos, han surgido dos candidatos para gestionar la debacle, la heroína de la operación diálogo en Cataluña y el estudiante ventajista con más sonrisas que motivos. El partido que niega la socialdemocracia mientras ejecuta todos y cada uno de sus preceptos, va a afrontar su derrumbe electoral con una cara nueva en su presidencia. La opción continuista es exáctamente eso, continuar con el descalabro y la opción todo risitas está fuera de lugar con lo que está cayendo. Soraya cree que mandar, es amenazar y que el diálogo, es comprar, y Pablo cree que lo importante no es el conocimiento sino la acreditación y en la risa sin criterio. No sabemos quién ganará pero ya sabemos que los peperos están aviados.
Un cordial saludo.