
EEUU y China acaban de formar un acuerdo que pone fin a la disputa comercial que ambas potencias libran desde hace un par de años. No es un acuerdo especialmente ambicioso pero menos da una piedra. China se compromete a respetar la propiedad intelectual y a cambio EEUU no subirá de nuevo los aranceles. Se mantienen, eso sí, los aranceles vigentes. Washington se guarda esta carta como baza negociadora para la siguiente ronda que ya se encuentra en curso.
Para Donald Trump es además una victoria política porque ha conseguido poner a los chinos a su merced, lo cual era previsible habida cuenta del monstruoso déficit comercial que EEUU tiene con China. En 2018 EEUU importó de China bienes por valor de 560.000 millones de dólares y le exportó bienes por valor de 180.000 millones de dólares, es decir, un déficit de casi 400.000 millones de dólares que pone a EEUU en una posición de ventaja para negociar.
Entretanto, de estas desavenencias entre chinos y estadounidenses algunos están sacando partido. Una parte de las manufacturas que llegaban de China lo hacen ahora de Vietnam, de Taiwán, de la India o de México. Todo esto en Pekín lo ven con gran preocupación. Su economía crece a un ritmo mucho más lento que hace cinco años, por lo que no les va a quedar más remedio que transigir.
En La ContraRéplica:
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