Los desafíos de Draghi

El sábado pasado Mario Draghi tomó posesión como primer ministro de Italia, lo hizo por encargo directo del presidente de la República Sergio Mattarella unos días antes de que la cámara de diputados y el Senado voten su investidura. Por de pronto ya tiene gabinete y se ha puesto a trabajar. Tiene mucha faena por delante. Draghi acaba de asumir el control de la tercera economía más grande de la Unión Europea tras la de Alemania y Francia en un momento especialmente delicado, en plena tercera ola de la pandemia, con la vacunación avanzando a un ritmo desesperadamente lento y con una crisis que, en el caso de Italia, precede con mucho a la que ha provocado la covid.

La reactivación la economía italiana es vital para la UE y para el euro, ya que las deudas y el crecimiento crónicamente bajo de Italia siembran la duda sobre la estabilidad al largo plazo de la moneda única. Draghi, un economista de 73 años que ha trabajado en el Banco Mundial en Goldman Sachs y que presidió el Banco de Italia entre 2006 y 2011 y el Banco Central Europeo entre 2011 y 2019, tendrá como máximo dos años para marcar la diferencia. En 2023 todo volverá a la normalidad con las elecciones que están programadas para ese año. Sólo hay un punto en la agenda: salir de la crisis y reanimar la economía italiana, que permanece estancada desde los años noventa a pesar de que un buen número de reformistas de todos los colores políticos han tratado de ponerla de nuevo en marcha.

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