Aunque parecía de cajón, nadie hasta la fecha había reconocido que los portugueses fueron los primeros en llegar a Australia. Lo hicieron tan pronto como 1522, es decir, un siglo antes de las singladuras del holandés Abel Tasman por los mares del sur y doscientos y pico años antes que el capitán Cook a bordo del Endeavour. Cristopher de Mendonça, un marinheiro, esa especie única de hombres que cambió el mundo entre los siglos XV y XVII atreviéndose a ir donde nadie había ido antes, llegó a Botany Bay y la cartografió detalladamente. El descubrimiento se ha realizado gracias a un mapa que un escritor australiano encontró en una librería de Canberra por puritita casualidad, es decir, como casi todo lo que merece la pena ser descubierto.
Parece los portugueses mantuvieron el descubrimiento en secreto para que nadie se les adelantase y tomase posesión de lo que sus marinos había sido los primeros en ver. Nada nuevo, algo parecido hacían los fenicios. Tocaron todas las costas del mundo antiguo y hasta llegaron a circunvalar África, pero como no querían que les robasen el pastel una vez descubierto guardaban como oro en paño sus rutas marítimas. A quien más temían era a sus vecinos griegos que, por aquel entonces, eran tan viajeros e ingeniosos como los fenicios y, huelga decirlo, les terminaron birlando el pastel.
Los portugueses del siglo XVI también recelaban de sus vecinos, de los españoles, hasta tal punto que los reyes respectivos dividieron el mundo en dos áreas de influencia para evitar males mayores. América y Filipinas para unos y el resto para los otros, que no es mal reparto. Australia no estaba descubierta y por eso no fue incluida en el lote, pero ambos intuían que algo debería haber por allá abajo. Se pensaba que por fuerza tenía que existir una gran masa de tierra emergida en el hemisferio sur que compensase las vastas extensiones del hemisferio norte. No es casualidad que por Australia se dejase caer no mucho después de Mendonça un marino español llamado Luis Váez de Torres. Dicen que no llegó a otear las costas australianas, lo que no ha sido inconveniente para que el estrecho que separa Australia de la isla de Nueva Guinea se llame Estrecho de Torres. Navegó por aquellos mares durante meses y, sin saber que se encontraba a sólo unas pocas millas del gran (y único) continente austral, regresó a Filipinas para enviar a Madrid una pormenorizada relación de sus viajes.
En definitiva, que eso de que los portugueses hayan sido los primeros en llegar a Australia me parece una excelente noticia. Así, el Nuevo Mundo fue descubierto por los españoles y el Novísimo Mundo por los portugueses. Iberia rules!
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