Reformas en Cuba: tarde y a la desesperada

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, anunció el jueves pasado la próxima desaparición de las libretas de abastecimiento, algo con lo que los cubanos están habituados a convivir desde hace casi 60 años. El fin de la libreta de abastecimiento coincide con la unificación cambiaria, lo que supone el adiós del peso convertible, creado hace un cuarto de siglo en pleno periodo especial. La doble reforma llega en un momento muy delicado para la economía cubana. La pandemia ha dejado a la isla sin turistas y la falta de dólares ha repercutido en la disponibilidad de todo tipo de productos, incluidos los de primera necesidad que, hoy por hoy, sólo pueden ser adquiridos en divisas en tiendas habilitadas al efecto y en las que no falta de nada.

El régimen necesita esas divisas con urgencia porque el subsidio venezolano hace tiempo que se esfumó y el país, que es lo más parecido a un solar improductivo, necesita importarlo casi todo. La reforma económica llega tarde y en un momento de máxima necesidad, cuando ya no queda más remedio que hacerla porque el Gobierno no puede ni suministrar los insumos básicos a la población.

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