Una funa es la versión chilena de los actos de repudio castristas. En Argentina los llaman escraches y en España aún no tememos nombre para eso porque, afortunadamente, cosas de estas no sucedían por estos pagos. La funa, el escrache o el acto de repudio consiste en enviar a una masa de gente, una turba lo llaman en Cuba, para intimidar públicamente a alguien señalado previamente por la cúpula de la organización, es decir, del Partido. Los participantes llegan con mucha algarabía y, dependiendo de la impunidad de la que gocen, con más o menos violencia, al lugar designado. Una vez allí arremeten contra la infeliz víctima, generalmente megáfono en mano.
Cuento todo esto porque anteayer tuvo lugar una funa en la Complutense. La organizó una asociación de extrema izquierda domiciliada en la facultad de Políticas que se llama «Contrapoder«. Iba dirigida contra José Antonio Moral Santín, profesor de esa universidad, ex consejero de Bankia y militante del Partido Comunista de España. Supongo que gracias a lo tercero consiguió en tiempos ser lo segundo y lo primero.
El acto se cifró en un breve asalto sobre el aula donde Moral Santín estaba dando clase. Un grupo no muy numeroso de activistas de Contrapoder entró por las bravas en el aula, ya saben, patada en la puerta y tal, para leer un manifiesto ante la atónita mirada de los estudiantes que sí habían acudido ese día a clase. Todo como muy bronco, a cara de perro, castrismo duro sin contemplaciones. A Moral Santín le acusaban, nada menos, que de ser culpable (sic) de la crisis económica y de los deshaucios que la entidad está realizando en Madrid. En fin, demasiados méritos para una presa de tan poca envergadura. No sé que harían de poder verse las caras con Rato o con Blesa. Del ahorcamiento con tormento previo sospecho que no bajarían.
Moral Santín es un pieza de cuidado. El arquetipo de politicastro anónimo que ha estado llenándose los bolsillos a placer durante todos estos años a la salud de Cajamadrid primero y luego de Bankia. Sólo en 2011, y me remito a lo que contaba El Mundo (€) hace unos meses, ganó más de medio millón de euros en concepto de consejero de la entidad. Al BFA (Banco Financiero y de Ahorros, matriz de Bankia) le sacó 278.000 euros, a la propia Bankia 231.000 euros, y 17.000 euros de Cajamadrid antes de que ésta se incorporase al BFA.
Bien, un ejemplo de manual. En Moral Santín se dan todos los ingredientes del gran atraco de nuestro tiempo, a saber, la tripleta política-autonomías-cajas de ahorro. Es político (un histórico del PCE que fue diputado autonómico durante un par de legislaturas), está bien relacionado (entró como consejero de Cajamadrid a propuesta de IU), supo mantener un perfil lo suficientemente bajo para llevárselo legalmente crudo durante muchísimo tiempo y, por último, entendía a la perfección para que servían las cajas de ahorros. Su caso es reproducible en todos los partidos políticos y sindicatos del sistema. Nada de lo que sorprenderse.
La cuestión es si, por muy malo que este hombre sea, es justificable irrumpir violentamente en su clase y soltar un discurso con todo tipo de acusaciones personales. Personalmente creo que no hay justificación ninguna. Si Moral Santín es culpable ya lo dirá un juez… o no lo dirá porque la Justicia está como está, pero esto de intimidar a la gente no es preludio de nada bueno. La llamada «justicia popular» que tanto gusta a la extrema izquierda deviene siempre en juicios sumarios, desafueros y una gama infinita de injusticias y atropellos. Y no lo digo yo, lo dice la historia de las revoluciones.
Es curioso, además, que los que estén «funando» a este tipo sean de la misma izquierda que permitió a Moral Santín instalarse la mar de bien a costa del contribuyente durante toda su vida. Ellos son los que defienden que la política, oficio sacrosanto de Moral Santín, prevalezca sobre todo lo demás. Ellos son los que abogan por una barra libre presupuestaria a cargo del contribuyente, la misma de la que ha abrevado Moral Santín año tras año. Ellos, en definitiva, son los que se dejan la garganta gritando por la creación de nuevos bancos públicos como remedio cuasi milagroso a la crisis financiera.
Politiqueo y banca pública es el modo más breve que se me ocurre para definir certeramente lo que fueron las cajas de ahorros. Una cosa y la otra juntas no dan más que personajes como Moral Santín, es algo inevitable. Y de aquellos polvos, estos lodos. Podría decirse, por tanto, que el acto de repudio que han montado es, en realidad, contra ellos mismos.
El vídeo de la funa es este. Por suerte los de Contrapoder, valientes revolucionarios, graban en vídeo sus propias hazañas. Esta habla por sí sola. No pierdan detalle.
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