
El ‘Parlament’ consumó ayer la proeza en una maratoniana jornada calcada de la del miércoles. Aprobó ayer la ley de transitoriedad con los votos justos. Hubo cambios en la orden del día, protestas, bronca general y muchas interrupciones. En Madrid, entretanto, la maquinaria del Estado se puso en marcha y Rajoy ofreció su primera comparecencia pública. Dijo que sabe lo que hay que hacer. Lo que no dijo, quizá porque no lo sabe, es cómo y por qué hemos llegado a esto.
El Estado español cedió herramientas políticas a los nacionalistas para el fomento cultural, que estos han usado para la discriminación de lo español. El Estado español concedió una hiperrepresentatividad a los nacionalistas, para que se oyera su voz, y estos la han usado para mercadear con el presupuesto. Y sin reproches, pues aclarar el abuso es tener que aclarar los injustos privilegios. Pero los políticos siempre yerran sin enmienda y abusan pertinazmente, eso va de suyo. Hasta aquí hemos llegado porque la abrumadora mayoría sociedad de la catalana con los oídos regalados acerca de su superioridad y de estar afrentados, y con la percepción de ventaja en el chalaneo político y presupuestario, ha dejado hacer y ha preferido mirar para otra parte. Bien, a esto hemos llegado y ya no hay donde mirar que no sea a lo consentido, toca apechugar con el drama con tanto esmero cocinado, huir abochornados o rectificar. Apuesto porque la solución mayoritaria será huir pues es la más congruente con toda una vida de ventajistas.
Un cordial saludo.