
El fiscal general de EEUU, un tipo llamado Jeff Sessions, presentó el miércoles la dimisión. No tanto porque quisiese hacerlo como porque Donald Trump se lo había pedido previamente. En EEUU al fiscal general lo nombra el presidente, de manera que quien le había puesto ahí era el propio Trump.
A pesar de que Sessions fue uno de los primeros nombramientos de Trump, los choques entre ambos eran bastante habituales. Por lo que más han discutido ha sido por la presunta trama rusa, es decir, la influencia que pudo tener el Kremlin en las elecciones de 2016. Sessions se inhibió y el FBI encargó el caso al fiscal especial John Muller, que está avanzando en sus pesquisas. Ahí fue donde se fue todo al traste.
Muchos hablan de una escabechina mucho mayor que está al caer. A fin de cuentas no hay elecciones hasta 2020. Vamos a destripar este asunto hoy.
Donaldo a invitado a dimitir a su Fiscal General en cuanto su salida ya no suponía un borrón en la elecciones, y parece que el motivo es que Jeff, pese a ser de la cuerda del Presidente, no hacía lo que el Presidente quería que hiciera en punto y hora, anteponiendo ética y legalidad a los deseos de quién le puso en el cargo. Donaldo es el mandamás y puede organizar las cosas como mejor le parezca pero son estas decisiones las que delatan que él no quiere colaboradores, ni un equipo, ni socios , ni amigos, tan solo quiere empleados sumisos, amorales y pelotas. La ventaja de rodearse de este tipo de cuadrilla es la sensación de que todo está como debe estar y el peligro es descubrir de golpe que no es así. Jeff deja el cargo, Donaldo sigue trejemanejeando y a los testigos se nos queda cara de estar oliendo basura.
Un cordial saludo.