
La Armada rusa abrió fuego de aviso el pasado miércoles contra un destructor de la Marina Real británica, el HMS Defender, que había entrado en aguas reclamadas por Rusia en el mar Negro, frente a la costa de Crimea, una península que, de facto forma parte de Rusia desde hace siete años, pero que sobre el papel pertenece a Ucrania. Además del aviso lanzado desde el mar, un caza de la fuerza aérea rusa arrojó cuatro bombas de fragmentación al agua en la ruta que seguía el buque británico para forzarle a detenerse. El Defender se había internado tres kilómetros en aguas de Crimea y procedió a salir de la zona sin oponer resistencia tras recibir el aviso. Pero no ha abandonado el mar Negro. Se dirigió hacia la costa georgiana y aún permanece allí. El ministerio de Defensa británico negó que se produjera disparo alguno de advertencia y matizó que el barco se encontraba navegando en aguas ucranianas, antes de describir la operación como un «paso rutinario por un corredor internacionalmente reconocido». Pero un vídeo y el testimonio de un corresponsal británico que viajaba a bordo del Defender corroboran que hubo disparos.
El HMS Defender, un moderno buque de 8.000 toneladas y 152 metros de eslora entregado a la Marina Real británica en 2013, se encuentra desde hace días realizando maniobras en el mar Negro junto a la fragata holandesa Evertsen, con la que rindió visita al puerto ucraniano de Odessa la semana pasada. En Odessa, el Defender acogió una cena y la firma de varios acuerdos de colaboración entre los ministerios de Defensa de Ucrania y del Reino Unido que se sustanciarán en futuras maniobras conjuntas con el ejército ucraniano. Las operaciones del Defender en el mar Negro estaban avisadas de antemano, y, según ha informado el Gobierno británico, están dirigidas a preservar la libertad de navegación en aguas de mar negro. Para ello ha visitado Rumanía, Ucrania y Georgia, en colaboración con la nave holandesa y con actividades previstas junto a las fuerzas armadas de Ucrania, Rumanía y Georgia.
Para el Gobierno ruso estas maniobras son una provocación y ya ha advertido que no está dispuesto a tolerar ni una sola entrada en sus aguas territoriales. El Reino Unido, por su parte, quiere reafirmar su presencia global a través de una Marina Real renovada cuyo buque insignia es el nuevo portaviones Queen Elisabeth que se encuentra en estos momentos operando en el Mediterráneo oriental frente a las costas de Siria.
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