Todos contra Amazon

Hace un mes Donald Trump se descolgó (en Twitter, claro) con unas declaraciones incendiarias contra Amazon. Decía textualmente: «He expresado mi preocupación sobre Amazon mucho antes de las elecciones. A diferencia de otros, ellos pagan pocos o ningún impuesto al Estado y los gobiernos locales, usan nuestro sistema postal como su mensajero (causando pérdidas tremendas a EEUU) y está sacando del negocio a miles de minoristas». Esto lo tuiteó el 28 de marzo y lo cierto es que tampoco sorprendió demasiado. No es ningún secreto que a Trump no le gusta nada Amazon y, mucho menos aún, su dueño, Jeff Bezos, que también es propietario del Washington Post.

El hecho es que lo que dijo Trump podría suscribirlo punto por punto, coma por coma casi cualquier político o sindicalista europeo. A Amazon le acusan en Europa de lo mismo: de no pagar impuestos y de competir deslealmente con los comercios locales. De lo que no le han acusado aún es de utilizar el servicio de Correos. Lo usa sí, pero el transporte se paga previamente, corre a cargo del que compra, ya sea a través de Correos como de otras empresas de paquetería tipo UPS o Seur.

El tema de los impuestos es quizá el más recurrente. Vayamos al caso de España, que es el que nos cae más cerca. En 2017 la empresa facturó 290 millones de euros, pero sólo pagó 4 millones en concepto de impuesto de sociedades. Parece poco y es realmente poco si no se tiene en cuenta que los márgenes con los que opera Amazon son muy pequeños y su derivada: que el impuesto de sociedades recae sobre los beneficios, no sobre la facturación.

Amazon, en definitiva, ingresa mucho pero gana poco. Hay, además, un tercer elemento. La compañía no para de reinvertir, ya sea en expandirse o en comprar otras empresas. Hay una carrera global por el talento. Las grandes tecnológicas gastan fortunas todos los años en adquirir startups. De hecho, muchos emprendedores parten de la idea de vender su empresa a una de las grandes y hacer caja, ya sea para retirarse o para invertir ese dinero en otra startup más ambiciosa.

Podría argüirse que una parte de los servicios que factura Amazon en España no se declaran aquí, sino en Luxemburgo. Eso es cierto, pero no es algo ilegal. Luxemburgo es un país de la UE con quien España tiene suscrito un tratado de libre circulación de personas, bienes y capitales. Sus impuestos son más bajos y esa es la razón por la que muchas empresas se han establecido allí. No podemos culpar a ninguna de ellas. Cualquiera de nosotros haría lo mismo si pudiera.

[amazon_link asins=’B00IYY6O9K’ template=’ProductAd’ store=’f0279-21′ marketplace=’ES’ link_id=’249c33ca-4e10-11e8-81d2-a71a7051daf5′] Quizá deberíamos plantearnos por qué los impuestos son tan altos aquí y no tan bajos en Luxemburgo. No me vale eso de que hay que mantener la educación, la sanidad y las carreteras. En Luxemburgo tienen una educación, una sanidad y unas carreteras estupendas. Tienen también una compañía ferroviaria estatal, la CFL, que funciona como un reloj. Es curioso, pero cuando hablamos de impuestos siempre nos ponemos en el lugar del que gasta el dinero de esos impuestos, y no en el lugar del que lo pone. Creo que todos sabemos quiénes son los primeros en gastarlo y quiénes somos los que llenamos la caja todos los meses.

La tercera de las críticas que hacen a Amazon es que están empujando al pequeño comercio hacia el abismo. Lo cierto es que el pequeño comercio está en crisis desde siempre, al menos desde los años 70, cuando empezaron a proliferar las grandes superficies, pero no termina de morir nunca. Unas tiendas cierran, otras abren pero sigue habiendo tiendas en la calle.

La última década ha sido especialmente nefasta para las tiendas de barrio. Primero vino la crisis, que pasó como un tifón por encima del sector, y luego el boom del comercio electrónico. Los comercios de calle suelen estar regentados por autónomos, el colectivo de trabajadores que soporta la mayor carga fiscal del país. Nada se puede hacer frente a la competencia de los gigantes como Amazon en aspectos tales como disponibilidad y precios. Nada que no pase por atentar contra la libre empresa. Pero si se puede aligerar desde el Gobierno los abultadísimos impuestos que pagan los autónomos. Eso está en su mano. Podrían hacerlo mañana si quisiesen. Pero no quieren, siempre es más fácil echar la culpa a Amazon por estar abierto 24 horas y vender más barato.

Pero Amazon, aparte de vender más barato, colabora con pequeños vendedores locales. Pone a su disposición la plataforma de ventas a cambio de una comisión. Es lo que denominan el «marketplace«, que también lo emplean otras grandes empresas como El Corte Inglés, Carrefour, la FNAC… o la estrella ascendente del comercio electrónico: Alibaba. Alibaba es una empresa china que lleva casi 20 años en el negocio, pero cuya expansión fuera de China es mucho más reciente. Hoy es la gran promesa, su crecimiento es fulgurante y también su desempeño en Bolsa. El precio de la acción se ha doblado en sólo un año.

Muchos califican a Alibaba como el Amazon killer. No creo que sea para tanto. Aunque se dedique a lo mismo, su modelo de negocio es algo diferente. Está más centrado en servir de plataforma a terceros que en vender los productos directamente. Compite con Amazon en otros servicios como el de la computación en la nube, pero ahí hay muchos otros como Google, Oracle o Microsoft. La competencia es parte del ADN del capitalismo, sin ella el sistema se transforma en otra cosa necesariamente peor. Amazon hasta la fecha ha sabido competir y salir bien librado. Con o sin permiso de los políticos.

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1 Comment

  1. Todos contra Amazon
    Amazon es una empresa que no paga pocos impuestos cometiendo ilegalidades, pues se arriesgaría a multas, cierres y cárcel, paga pocos impuestos sin cometer ilegalidades, pero se ve acusada moralmente por tipos que pagan impuestos sin cometer ilegalidades y sin exigir pagar más impuestos de los que ya pagan pero que les parece intolerable el grado de extorsión que la ley aplica a Amazon. Y lo hacen sin la más mínima intención de hacérselo mirar.
    Amazon es una empresa que oferta unos productos legales que son un éxito entre los consumidores, que están satisfechos y fidelizados, pero se ve acusada de competencia desleal por unos tipos que braman porque el Estado coaccione a la empresa y enmiende las decisiones libres de los consumidores. Y lo hacen sin la más mínima intención de hacérselo mirar.
    Un cordial saludo.

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