
Wikileaks acaba de filtrar más de 8.000 documentos que atribuye a la CIA y que, de confirmarse su autenticidad, significaría que la inteligencia estadounidense es capaz de entrar en ordenadores, teléfonos móviles o cualquier dispositivo con micrófono conectado a internet para apoderarse de ese micrófono y así espiar a sus propietarios. Estamos ante dos escándalos encadenados. Por un lado el espionaje en sí, por otro los agujeros de seguridad de la propia CIA, porque a Wikileaks esa información le ha llegado tras un hackeo previo de unos servidores de la agencia en su cuartel general de Virgina.
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