
La semana pasada Podemos presentó en el Congreso una propuesta de Ley a la que han dado en llamar «Ley Integral de Memoria Democrática y de reconocimiento y reparación a las víctimas del franquismo y la transición». En la práctica supone una ampliación de la Ley de Memoria Histórica y trae como novedad un ajuste cronológico consistente en que el franquismo como tal se extiende hasta 1983.
Los de Pablo Iglesias consideran que hasta la llegada de Felipe González al poder hubo «violencia de origen institucional». Eso es lo que, según ellos, sucedió de manera más o menos continua durante los siete años que mediaron entre la Ley para la Reforma Política del 76 y la victoria socialista de finales del 82.
Así, de primeras, suena delirante y de hecho lo es. Vamos a ver por qué.
La sociedad española, a la muerte de Franco, pretendía asimilarse a su entorno europeo: democrático, alineado con los EEUU y con un acuerdo comercial próspero, pero su entorno rachazaba el régimen dictatorial vigente, por lo que se aplicó a cambiar de régimen por otro en sintonía con los vecinos europeos y que le procurase un marco de seguridad, justicia, unión y prosperidad razonable. La unión Europea, la OTAN y un régimen parlamentario con Estado de derecho apuntalaban la seguridad, la justicia y la prosperidad. Una ley de amnistía sellaba la desunión guerracivilista y el Estado de las Autonomías pretendía evitar secesiones regionales. Muchas cosas han perdido su sentido original pero pese a los profundos cambios aún resultan prácticas para su propósito último, todas excepto el Estado de las Autonomías, que anda desbordado y ha perdido todo su sentido. La OTAN ya no es lo que era, la UE aún no sabe qué quiere ser y el parlamentarismo y el Estado de Derecho han demostrado ser herramientas imperfectas, pero con todo van parcheando las necesidades según surgen. Había un melón cerrado que era la amnistía que cerraba el cainismo de los años 30 del S.XX y que, en su momento Jose Luis, y ahora Pablo se pretende abrir para sacar votos, quizás, y heces, seguro.
Un cordial saludo.