
Se celebró ayer en Ecuador un referéndum múltiple. El Gobierno de Lenín Moreno consultaba varias cosas a los ciudadanos, siete concretamente. La fundamental era sobre la reelección indefinida del presidente, que Correa dejó lista antes de irse para volver a partir de 2021 y atornillarse al poder para los restos. Pues bien los ecuatorianos han rechazado de plano la reelección. Esto retira para siempre a Rafael Correa de la política y, ya de paso, amortiza al régimen caudillista de inspiración bolivariana que él encabezó durante once años. Y lo más sorprendente de todo: ha sido su sucesor y antiguo vicepresidente quien le ha dado la puntilla.
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Al correísmo le ha salido un traidor dispuesto a laminarlo y a echarle sal. El correísmo ha sido socialismo del siglo XXI con mesianismo. El traidor ha decidido acabar con el mesianismo y continuar con un socialismo sin alardes bolivarianos. No le ha costado mucho encontrar el apoyo de los ecuatorianos al presentar la disyuntiva entre excesos y abusos frente a mesura y sensatez. El truco está en que desprendiéndose de lo grotesco figura desprenderse de lo malo del correísmo, cuando en realidad únicamente se desprende de los grotesco.
Un cordial saludo.