
El runrún sobre un posible embargo petrolero de EEUU a Venezuela va tomando fuerza conforme pasan las semanas. Hace unos meses, en septiembre, ya lo dejó caer el Gobierno norteamericano. Nikki Halley, la embajadora de EEUU ante la ONU, dijo que era una de las opciones que manejaban si Venezuela no regresaba a la democracia. La cosa se quedó ahí y ha regresado coincidiendo con las negociaciones que el Gobierno de Maduro y la oposición mantienen en Santo Domingo. EEEUU importa mucho crudo venezolano. De llevarse a cabo sería un varapalo tremendo para el régimen chavista. El mayor que ha recibido en veinte años.
Apretarle las clavijas al régimen chavista con el efecto colateral de asfixiar inmisericordemente a la ya estrangulada población venezolana, es una idea de bombero muy propia de Donaldo que no expone ni un muerto y si acaso unas pérdidas económicas asumibles, a cambio de propaganda humanitaria y quizás el colapso del incordiante chavismo. La pregunta ante el arrebato de justicia y castigo estadounidense solo puede ser una: ¿por qué ahora? y no cuando la represión, los encarcelamientos o el autogolpe de Estado. El «más vale tarde que nunca» o el «mejor poco que nada» son los eximentes de quien ha contemplado todo abuso, todo el tiempo. Llegar intencionada e interesadamente tarde no es de paladines humanitarios.
Un cordial saludo.