
«Obre V.S. en esa provincia enérgicamente. Rodéese de todas las fuerzas de que disponga, principalmente de las de «Voluntarios» y sostenga el orden a todo trance. Los de Madrid, con todos los comandantes sin excepción, han ofrecido su apoyo a las Cortes y al gobierno para salvar la República federal. Las insurrecciones carecen hoy de toda razón de ser puesto que hay una Asamblea soberana, producto del sufragio universal y pueden todos los ciudadanos emitir libremente sus ideas, reunirse y asociarse. Cabe proceder contra ellas con rigurosa justicia. V.S. puede obrar sin vacilación y con perfecta conciencia».
Francisco Pi y Margall, presidente de la República, al gobernador civil de Murcia (13/07/1873)
«Confío tanto en la prudencia de Vd. como en su temple de alma. No entre en Andalucía en son de guerra. Haga Vd. comprender a los pueblos que no se forma un ejército sino para garantizar el derecho de todos los ciudadanos y hacer respetar los acuerdos de la Asamblea. Tranquilice Vd. a los tímidos, modere a los impacientes; manifiésteles que con sus eternas conspiraciones y frecuentes desórdenes están matando a la República. Mantenga siempre alta su autoridad. Apele, ante todo, a la persuasión y al consejo. Cuando no basten no vacile en caer con energía sobre los rebeldes. La Asamblea es hoy el poder soberano».
Francisco Pi y Margall al general Ripoll enviado a reprimir la rebelión en Andalucía (14/07/1873)
¡Soldados y voluntarios!: el gobierno provisional de la Federación Española se felicitó de tener en vosotros tan valerosos defensores. Habéis dado prueba de lo mucho que pueden los hijos del pueblo, cuando pelean al servicio de la Justicia y el Derecho. Mantened vuestra firmeza. La Federación Española, al deberos el triunfo, sabrá premiar largamente tan inapreciables servicios. ¡Viva la República Federal! ¡Viva el pueblo soberano!».
Félix Ferrer, general del cantón de Cartagena a sus tropas tras librar una batalla contra el ejército en Orihuela (30/08/1873)
«El movimiento cantonalista puede darse por terminado. Si ha sucumbido ha sido precisamente porque no era un gobierno revolucionario… Los gobiernos no se derrotan con otros gobiernos sino con revoluciones… No basta en revolución decir ¡Viva la federal!, sino practicar la federación revolucionaria, destruir todo gobierno; organizar el trabajo y destruir de hecho los privilegios y monopolios del capital».
La Federación, órgano de la sección española de la anarquista AIT (16/08/1873)
«La criminal insurrección que ha tendido a romper la unidad de la Patria, esta maravillosa obra de tantos siglos […] los cañones separatistas disparaban sus balas al pecho de nuestro ejército […] el fraccionamiento de la Patria, los cantones erigidos en pequeñas tiranías feudales, la alarma de todas las clases y las divisiones profundísimas entre los liberales».
Emilio Castelar, presidente de la República, en las Cortes (2/01/1974)
«Y entonces vimos los que quisiéramos haber olvidado: motines diarios, asonadas generales, indisciplinas de militares, republicanos muy queridos por el pueblo muertos a hierro por las calles; poblaciones pacíficas excitadas a la rebelión y presas de aquella fiebre; dictadura demagógica en Cádiz, rivalidades sangrientas de hombres y familias en Málaga que causaban la fuga de casi la mitad de los habitantes; desarme de la guarnición de Granada después de cruentísimas batallas; bandas que salían de unas ciudades para pelear o morir en otras ciudades sin saber para qué ni por qué; incendios y matanzas en Alcoy, anarquía en Valencia; partidas en Sierra Morena; el cantón de Murcia entregado a la demagogia; y el de Castellón a los apostólicos; pueblos castellanos llamando desde sus barricadas a la guerra de las Comunidades. La ruina de nuestro suelo; el suicidio de nuestro partido y el siniestro relampagueo de aquella caliginosa noche, la más triste de nuestra historia contemporánea».
Emilio Castelar en «La España moderna» (1893)
Moraleja: de peores hemos salido
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