Evo Morales o la reelección indefinida

Después de doce años de calma bolivariana las aguas de la política vuelven a agitarse en Bolivia. Los años de Evo Morales no tocan a su fin (al menos todavía), pero el presidente se diría que no quiere que acaben nunca. Morales ha decidido atornillarse al poder. Para hacerlo está dispuesto a pasar por encima de la Constitución que él mismo trajo hace sólo nueve años. Pero el Evo Morales de 2018 ya no es el de 2006. El socialismo del siglo XXI que entonces enarbolaba está hoy desgastado y se retira en todos los frentes, incluyendo a la propia Venezuela. Pero Morales, como Maduro, no tiene intención de retirarse. Quiere quedarse ahí para siempre, cueste lo que cueste, aunque sea al precio de la democracia en Bolivia.

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1 Comment

  1. La democracia es una herramienta para cambiar dirigentes que sin ser especialmente justa o acertada, al menos no es violenta. La libertad es un conjunto de instituciones que salvaguardan la igualdad ante la ley, la seguridad y los intercambios voluntarios. Evo es un dictador demócrata, es decir, un ordeno y mando sin asesinatos, tan solo con votaciones y con instituciones corruptas. Todos los dictadores demócratas acaban mal porque terminan por prescindir de las votaciones, por serles adversas, y terminan por prescindir de las instituciones, por resultar inadmisibles. Va Evo caminando y cantando con su cestita de tiranía por un sendero despótico que consiste en lo mejor para un bolivariano a costa de los bolivianos, pensando que acabará en Oz yo no en un barranco. Veremos.
    Un cordial saludo.

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