
Hace unos meses Daniel Fenoll, a la sazón en Students for Liberty, me propuso dar una conferencia en la universidad sobre feminismo, tema este que llevo un tiempo estudiando con detenimiento. Es un asunto que muchos liberales evitan tratar, por complejo mayormente. Es bien sabido que algunos se dejarían cortar la mano con tal de que no les llamen fachas. Creen de buena fe que absteniéndose de opinar sobre ciertas cuestiones y centrándose en las bajadas de impuestos y la legalización de las drogas comprarán la patente de modernidad. No es algo nuevo. Fue Losantos el que acuñó lo de «maricomplejines» hace ya la intemerata de años y la categoría sigue vigente. Es curioso porque no hay cosa más carca que un progre ni más puritana que una feminista de las actuales.
A Fenoll le comenté que en el neofeminismo de nuestros días observaba dos elementos que me tenían subyugado. Uno era la neolengua que se estaban inventando o, mejor dicho, calcando a toda velocidad del inglés. Una variedad del perroflautés estándar adaptado a las cosas de género. El otro era un moralismo puritano y sexófobo más propio de la era victoriana que de nuestros pecadores días. Pues bien, yo hice mi parte, prepararme el tema, y Fenoll la suya, buscar un lugar donde impartir la charla. Fue en Valencia, ayer mismo, en la facultad de Económicas. La sala se llenó y no hubo escraches ni nada similar. Hay genuina curiosidad por este tema entre la gente joven, que es quien más padece los desvaríos de estos iluminados.
Tal y como prometí a los oyentes de La ContraCrónica, me llevé el equipo de grabación para que quien lo desee pueda escucharla. Espero que os guste. Tal vez sea la última vez que dé una conferencia para Students for Liberty. Y ya lo siento porque me parece que son gente extraordinaria que hacen un trabajo muy necesario en la universidad, pero me ha llegado que ciertos elementos (y elementas, seamos paritarios) del Instituto Juan de Mariana están presionando duro para que me nieguen el pan y la sal. Y, ya se sabe, quien paga, manda. Me quitarán el pan, me quitarán la sal, pero no el micrófono porque ese es mío.
… y el turno de preguntas de los asistentes.
¿El IJM paga a SFL?
Me ha gustado eso de los desvarios de los iluminados,¡vaya cruz!.Magnífico y con un par,como debe ser.