
El pasado viernes murió en un hospital de Singapur Robert Mugabe, presidente de Zimbabue durante casi cuatro décadas. Tenía ya 95 años y hasta hace dos aún se mantenía en el poder en su país. En noviembre de 2017 una conjura palaciega le descabalgó del cargo y a partir de ahí se fue consumiendo hasta que en abril de este año ingresó en un hospital singapurense para recibir tratamiento médico de una enfermedad que no se ha revelado, pero que ha terminado con él.
Mugabe fue uno de los artífices de la independencia de Zimbabue, la antigua Rhodesia británica, uno de los últimos países descolonizados de África. A Mugabe se debe, por ejemplo, el nombre actual del país, adoptado en los años 80 para acabar con la terminología colonia. No fue el único cambio que practicó. Tras aquel vinieron muchos más, casi todos malos. Arruinó Zimbabue y sometió a sus habitantes a una dictadura tenebrosa. Lo hizo ante la indiferencia de la comunidad internacional, que se puso de perfil cuando no directamente a favor del tirano.
Hoy en La ContraCrónica vamos a dar un repaso a la vida y obra de este individuo infame de infausto recuerdo.
En La ContraRéplica:
- La sentencia del Procés y el nuevo Gobierno
- Bilingüismo en Valencia
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