
El viernes pasado, sólo dos días después del asalto a la embajada estadounidense en Bagdad, Donald Trump dio órdenes de eliminar al general iraní Qassem Solemaini, que se encontraba en el aeropuerto de la capital iraquí. La operación, muy sofisticada por cierto, se llevó a cabo con drones que dispararon contra la comitiva de Solemaini cuando se dirigía del aeropuerto a la ciudad.
Solemaini no era un general cualquiera, se trataba de uno de los más prestigiosos de Irán, conocido y respetado por la población y, sobre todo, el encargado de desplegar la actividad militar de Irán en el exterior a través de la brigada Al Quds, una fuerza de élite cuyas operaciones se extienden por todo Oriente Medio. Tras su muerte la situación se ha puesto al rojo vivo. EEUU urgió a sus ciudadanos a abandonar Irak y anunció el envío de nuevas tropas, 3.500 soldados que se suman a los más de 5.000 ya presentes en el país. En Irán, entretanto, cundió la indignación popular y el Gobierno del ayatolá Jamenei advirtió que llegarían hasta donde haga falta, incluida la guerra. Los analistas, sin embargo, dudan que vayan a llegar tan lejos. Vamos a ver por qué.
En La ContraRéplica:
- Cabalgata de reyes racista
- ¿Aplaudieron los diputados del PSOE a la representante de Bildu?
- Newtral y las noticias falsas
Be the first to comment