Las razones de Merkel

Angela Merkel ha ido al lugar más insospechado de Alemania a soltar un bombazo: un pueblito de Baviera durante un mitin bien regado con cerveza regional. Las frases exactas que han encendido la polémica son estas: «los tiempos en los que podíamos contar los unos con los otros están llegando a su fin. Es mi experiencia de estos últimos días […] los europeos tenemos que pelear por nuestro propio destino«. Si Merkel fuese una charlatana no pasaría nada. Si fuese la versión germana y en femenino de Nigel Farage la cosa se quedaría ahí, en un simple calentón mitinero sin más trascendencia. Pero Angela Merkel no es Nigel Farage. Tiene 62 años y lleva desde los 35 en política. Es muy profesional, mide mucho sus palabras y pocas veces se columpia. Es el político profesional sublimado.

La pregunta, por lo tanto, es saber por qué lo ha dicho. ¿Tan mal ha terminado la cumbre del G7 en Sicilia?, ¿hubo algo más que un desplante durante la inauguración de la nueva sede de la OTAN en Bruselas la semana pasada? Es una incógnita porque solo sabemos lo que ha trascendido a la prensa, que tampoco fue especialmente halagüeño y conciliador.  El hecho es que las palabras de Merkel provocaron un cerrado aplauso en Baviera. Tal vez los asistentes al mitin iban algo pasados de cerveza (era un mitin de estilo bávaro), pero los líderes del CSU (la marca regional del CDU) estaban serenos. Horst Seehofer, ministro-presidente de la región y líder del CSU, quizá tenga cara de borrachín pero seguramente no lo es. No se llega tan arriba empinando el codo.

Seehofer se las tuvo tiesas hace dos años con Merkel durante la crisis de los refugiados. Tan tiesas que CDU y CSU estuvieron en un tris de romper para siempre. Hoy la cosa se ha tranquilizado bastante. Merkel, además, necesita a Baviera, el Estado más rico y el segundo más poblado de Alemania, para ganar las elecciones. Decir lo que dijo delante de Seehofer es sinónimo de decirle que aquello no va a volver a repetirse porque desde ahora los alemanes van a ser dueños de su propio destino… un destino europeo en el que va a mandar Alemania.

Y si algo lo entienden en Baviera también lo harán en el resto del país, donde Merkel se las verá con las urnas dentro de solo cuatro meses. Se las verá concretamente contra Martin Schulz, un socialdemócrata de la vieja escuela que se dice anti-Trump pero que, a la vez, se opone tenazmente a que aumente el gasto militar. Merkel lleva un par de años incrementándolo y Schulz se lo ha echado en cara. Pero si dependen solo de ellos porque Trump es un impresentable tendrán que dedicar más dinero a la defensa, ¿o no? Resumiendo, lo de Merkel tiene sentido, lo de Schulz no. Los alemanes serán aburridos, que lo son, pero a cambio es gente muy razonable.

Si Alemania se quiere embarcar en un proyecto similar es necesario que la oigan en París, en Roma y en Madrid, que son los tres principales aliados con los que Berlín cuenta ahora. Pero tiene que decírselo sin señalarles con el dedo. Quizá por eso la insistencia en repetir lo de Europa y los europeos. Sus aliados tienen que entender que los viejos tiempos han acabado y que el europeísmo con el que gustan los políticos franceses, italianos y españoles de sacudirse el pecho tiene un coste. Es decir, que tendrán que gastar más en defensa y prepararse para una mayor integración en ese ámbito.  Y todo por la simple razón de que la OTAN no va a funcionar demasiado bien en los próximos años o no va a funcionar en absoluto. La OTAN, a fin de cuentas, es una alianza militar que descansa sobre los hombros de EEUU y, en menor medida, del Reino Unido, que son los dos países que más recursos y efectivos aportan.

¿Quiere esto decir que Merkel aspira a convertirse en algo así como una emperatriz del continente? Yo personalmente no lo creo. Quiere simplemente ganar las elecciones de septiembre. Quiere también que la Unión Europea sobreviva y que con ella lo haga el euro, que tan bien ha sentado a la economía alemana desde su creación hace veinte años.

La Alemania actual no es un país imperial ni los alemanes tienen vocación imperial. Es un país de industriales y comerciantes enclavado en el corazón de Europa. Hacen frontera con nueve países, con latinos al oeste, eslavos al este y escandinavos al norte. Luego su interés es que el patio permanezca tranquilo. Así lo entiende Merkel como antes lo entendió Helmut Kohl y mucho antes Konrad Adenauer. Así lo entienden también los propios alemanes. Quizá por eso son tan europeístas.

No hay motivo pues para la alarma. Merkel hará lo que vienen haciendo los cancilleres de la RFA desde 1949: no dar más problemas en el exterior que los imprescindibles para que sus contribuyentes puedan seguir creando riqueza.

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2 Comments

  1. Y si aparece una inesperada alianza entre Alemania y Rusia? Si ambos paises se liberalizan un poquitin, se comeran con patatas a sus rivales economicos y financieros: China e Inglaterra.
    Si el experimento de Bitcoin en Australia sale bien, entonces habra cambios de relampago en el comercio mundial. El bitcoin bien usado podria hacer completamente innecesarias muchas medidas de seguridad que tanto gasto generan. De forma que los militares y mercenarios deberan reciclarse, quizas en asuntos mas serios y no menos lucrativos, como la seguridad real de la gente de carne y hueso, no de la gente de papel (empresas).
    Estamos en un momento en el que parece que el fascismo amable que es el consenso socialdemocrata va a marchitarse y desaparecer de la escena. Es demasiado bonito para creerlo.
    Pero pensemoslo: y si hubiera una forma de que todos (funcionarios, politicos, contribuyentes, grandes empresarios, banqueros, militares, abogados, farmaceuticas, pequeños empresarios, la gente de a pie) salieramos ganando, mediante un subito milagro tecnico mayor que el propio Internet? Quien seria tan burro como para oponerse a un muy grande beneficio para todos? Y si esa forma apareciera «sin querer», sin ser el resultado de un gran programa filosofico o cientifico o politico?
    Y esta Arcadia feliz, este cuerno de la abundancia originado por un milagro tecnologico, cuanto nos duraria? Nos aburririamos de el?

  2. La razón por la que los europeos no peleamos actualmente por nuestro propio destino, es porque históricamente no nos hemos puesto de acuerdo sobre tal destino, y porque concretamente, en el siglo XX, nos enzarzamos en guerras europeas con repercusión mundial. Si Merckel piensa que los intereses internacionales de Alemania son los de todos los europeos continentales y que la Europa continental es una piña, es que iba beoda. Bajo el paraguas estadounidense, estábamos incómodos, pero apenas poníamos muertos y atenuábamos nuestra incapacidad para concretar una posición común en temas internacionales. No nos independizamos, nos echan de casa siendo unos adolescentes.
    Un cordial saludo.

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