
Francia pudo por fin celebrar sus elecciones locales el pasado día 28. La primera vuelta había tenido lugar el 15 de marzo, luego vino el confinamiento y todo el proceso quedó interrumpido durante más de tres meses. Los comicios registraron una abstención histórica que se acercó al 60%, la mayor de toda la historia de la V República. La apatía política en Francia es generalizada y la primera víctima de la misma es el presidente del país y En Marcha, la improvisada formación política con la que ganó las elecciones de 2017. La fuerza en ascenso de la política francesa es ahora el partido ecologista, que se hizo con algunas plazas importantes como Burdeos, Estrasburgo y Lyon. En París retuvo la alcaldía la socialista Anne Hidalgo que recibió el apoyo de los Verdes.
En definitiva, un jarro de agua fría sobre el inquilino del Elíseo que tuvo consecuencias políticas inmediatas. El pasado viernes el primer ministro Édouard Philippe dimitió y con el cayó todo el Gobierno. Ese mismo día Macron encargó la formación de Gobierno a Jean Castex, alcalde una pequeña comuna de los Pirineos Orientales. Con Castex Macron pretende retomar la iniciativa asegurándose un Gobierno que no le haga sombra y que le permita acelerar su agenda.
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