
México terminó el año con un nuevo presidente que prometía dar comienzo a la llamada «cuarta transformación» y lo arranca sin gasolina, que es la forma más directa de transformarse en un peatón. Quizá por eso mismo mismo se han formado colas kilométricas en las gasolineras de varios Estados a lo largo de los dos últimos días.
Os preguntaréis cómo es posible que un país productor de petróleo padezca desabastecimiento de gasolina. Pues se debe a un plan del Gobierno para acabar con el llamado «huachicoleo», que es como se denomina en México popularmente al robo de gasolina. El Gobierno ha cerrado los oleoductos y la distribución a las gasolineras corre a cargo de camiones cisterna. Una chapuza de primer nivel que lleva el sello personal de Andrés Manuel López Obrador.
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