
Lo venimos viendo y oyendo desde hace unos días: la Amazonia arde por los cuatro costados. Nos llegan fotos y vídeos espeluznantes en los que se puede apreciar la magnitud de la catástrofe. Muchos no terminan de explicárselo porque aquello es la selva. Lo cierto, aunque a los habitantes de las latitudes medias nos parezca mentira, es que la selva tropical también arde. Es húmeda sí, pero muy inflamable. Está, además, poco poblada por lo que cuando se declara un fuego es mucho más complicado extinguirlo.
Pero este año se están produciendo más de los habituales. Entre enero y agosto se han resgitrado 74.000 incendios en la Amazonia brasileña, un 80% más que el año pasado. Algo similar sucede en la vecina Bolivia, donde el Gobierno ha terminado solicitando ayuda internacional.
La situación en Brasil ha alcanzado tal gravedad que Jair Bolsonaro ha desplegado a 45.000 efectivos militares para contribuir en las tareas de extinción. Pero todos los dedos le señalan a él como causante del desastre. Bolsonaro lleva poco tiempo al frente de la presidencia, apenas nueve meses, y se defiende asegurando que este de los incendios amazónicos es un problema heredado. Así que para poner un poco de luz sobre este tema vamos a desentrañar sus claves.
En La ContraRéplica:
- El origen del peronismo
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