
El pasado día 29 el Gobierno de Daniel Ortega prohibió por ley las protestas en Nicaragua. Desde aquel día está oficialmente prohibido manifestarse. Todo el que salga a la calle y se le ocurra protestar contra el Gobierno se expone a detención, juicio y posible encarcelamiento. Si son muchos se exponen además a que la policía les cosa a tiros en la calle.
Es algo simbólico pero que resume a la perfección el breve viaje que el Gobierno Ortega ha hecho desde una democracia muy defectuosa a una dictadura sin careta. Hasta la fecha las manifestaciones se han cobrado la vida de más de 400 personas, la mayoría de ellas civiles muertos a manos de la policía y de los grupos parapoliciales que trabajan para el Gobierno. El asunto está ya en la OEA y en el Consejo de Seguridad de la ONU. El régimen nicaragüense, como era de esperar, se ha cerrado en banda aplicando el viejo manual castrista de «si el mundo te censura, peor para el mundo».
Cuando un gobierno proclama una ley que prohíbe disentir públicamente del gobierno pierde toda su autoridad y se queda con la potestad de sus armas. En el largo y penoso tránsito desde la presidencia de Nicaragua hasta el repudio de todos, por todo y en todo momento, que está recorriendo Daniel, la certificación de la defunción de cualquier conato democrático, es un paso más, pero especialmente esclarecedor sobre de sus intenciones. Miriadas de nicaragüenses están demostrando ser plénamente conscientes de las fechorías que les calzan, y se resisten con una heroicidad incapaz de conmover al sus represores o al mundo que les contempla indiferente, pero que que a mí me recuerda que en los hombres queda rebeldía y desafío para decirle a la escoria armada que tan solo es escoria. En Nicaragua las cosas ya solo pueden acabar mal pero los sometidos no se arrodillan y Daniel tiene razones para estar asustado.
Un cordial saludo.
Hola Fernando: Algo importante que se te ha olvidado mencionar es el desalojo de los tomatierras. Estas personas que ayudaron a desmontar los tranques el gobierno les prometió legitimar la apropiación de cualquier terreno vacío (Sobra decir que es algo ilegal y dañino). A los que tomaron terrenos de empresarios opositores se les protege, pero hubo algunos desafortunados que intentaron robar terrenos del gobierno o de aliados al régimen y que lo han desalojado a palos. Esta gente está empezando a rebelarse. También están los que «rotondean», personas de escasos recursos o empleados públicos que los mandan a estar en rotondas y cruces importantes de calle a gritar «mi comandante se queda» y ondear banderas del FSLN durante todo el día todos los días de la semana, les ponen música y les dan una cantidad pequeña de dinero equivalente a 5 euros, el problema es que estamos bajo un periodo intenso de lluvias debido a bajas presiones que se localizan en el pacífico. Estos pobre están bajo sol y lluvia en condiciones humillantes por un capricho de los Ortega-Murillo. Por esto y muchas otras cosas más en Nicaragua decimos que «mal paga el diablo a quien bien le sirve» y poco a poco Daniel se queda sin apoyos internos.
También esta el sentimiento de impotencia y descontento que tenemos todos, creo que todos los nicaragüense tenemos un familiar, amigo o conocido que ha sido asesinado por el régimen. Es triste ver a una madre llorando por su hijo, o un niño preguntar por su papá que ya no volverá… A pesar de esto, ningún nica quiere la guerra, no queremos volver a los 80 (yo tengo 24 años y con la historia que me ha contado mi papá y lo que he visto hasta ahora tengo suficiente, no quiero que esta violencia siga escalando), porque ya no sería que cada barrio tenga un muerto, sino cada familia. No me interesa tanto que en otros países sepan lo que vivimos o se pronuncien, sino que entre los nicas dialoguemos de verdad y busquemos una salida pacífica que acabe esta enfermedad social del fanatismo y del mesianismo político. Duele la muerte de cada nica, Fernando, duele de verdad, no es un eslogan, no es intentar convecer a nadie, es la mera verdad, es triste ver el funeral de alguien que ha sido asesinado.
Dios de la paz a Nicaragua