
La victoria de Macron en Francia y la previsible renovación de Merkel en la cancillería en las próximas elecciones alemanas auguran una reedición del eje París-Berlín. El primer punto en la agenda de ambos líderes es revitalizar el proyecto europeo, que ha estado a punto de naufragar en estos últimos años. La UE ha conseguido abandonar la UCI pero no está ni mucho menos curada. Los problemas de fondo siguen ahí y pueden resurgir tan pronto como resurjan los problemas que la postraron. Ahora las reformas no son una opción, son obligatorias.
Europa no es un continente físico, al oeste de los Urales sólo está el extremo occidental de Asia. Es un continente político, la cuna de la civilización occidental y exportador de cultura por el ancho mundo: hispana, anglosajona, germánica, francesa, italiana, rusa, holandesa… todas diferentes y todas europeas. Llamar Unión Europea a una organización política en donde no están ni Rusia ni Gran Bretaña, es tan pretencioso como decir que Europa es un continente físico. Y sin embargo, nada más europeo que estar viviendo entre tensiones disgregadoras y aglutinadoras. El problemón de la Unión Europea es y será que se concibió como un proceso vertical descendente que los europeos debemos aceptar, no como la forma institucional de un deseo transversal de los europeos.
Un cordial saludo.