Vestager contra Google

En abril de 2015 la Comisión Europea puso sus ojos sobre Google. Le abrió una investigación por «abusar de posición dominante» en varios mercados, entre ellos el de los sistemas operativos móviles. En la UE el 80% de los móviles y tabletas que se venden corren el sistema operativo Android. Eso le bastó a la comisaria del ramo para tomar cartas en el asunto. Porque esto es una campaña personal de Margrethe Vestager, una político danesa, comisaria de defensa de la competencia desde hace cuatro años.

Vestager, de 50 años, lleva toda la vida en política, desde los 21 años exactamente. Ha sido diputada en el Folketing (parlamento danés), ministra en tres ocasiones y desde 2014 está en la Comisión Europea. No se le conoce trabajo en el sector privado. No sabe lo que es una empresa, lo difícil que es crearlas y hacerlas crecer, lo complicado que es competir en un entorno cambiante como el actual. Sólo sabe politiquear. Eso se le da bien. Desde 1989 vive a costa de los contribuyentes y todo indica que lo seguirá haciendo hasta que se jubile. Pues bien, esta persona es la responsable de decidir qué empresa compite bien y cuál lo está haciendo mal y merece ser sancionada.

Su cruzada personal contra Google  empezó hace tres años y la centró en tres puntos:

  1. Abusar de posición dominante en el mercado de las búsquedas de internet.
  2. Abusar de posición dominante en el mercado de los sistemas operativos móviles.
  3. Abusar de posición dominante en el mercado de la publicidad online.

Empleo el verbo «abusar» porque es el utiliza la propia Vestager pero lo cierto es que Google no abusa de nada, simplemente tiene una posición dominante y la ejerce. Nadie se la ha regalado. Google no siempre estuvo arriba. En el año 2000 el buscador de Google era el último. El rey de las búsquedas en aquel entonces era Yahoo seguido de Microsoft. Pero Google tenía algo que otros no tenían: un algoritmo que cuando buscabas algo lo encontrabas. En Yahoo, Altavista, Lycos o cualquiera de los buscadores de la época la experiencia solía ser frustrante. Google, en cambio, era muy preciso. Sólo hacía una cosa, buscar, y lo hacía mejor que nadie. Veinte años después lo sigue haciendo.

Su posición dominante se debe a eso. Vestager lo sabe porque tonta no es, así que atacó por el servicio de compras. Al parecer Google priorizaba su servicio de sugerencias de compra por encima de la competencia… ¡en su propio buscador! Por esto le atizó 2.420 millones de euros de multa hace ahora un año.

Respecto a los sistemas operativos móviles la historia es muy similar. Cuando aparecieron los primeros smartphones hace poco más de diez años Google acababa de presentar su Android y era el último. En 2009 el primero era Symbian seguido de Blackberry OS, iOS de Apple y Windows Mobile. Google apostó por un sistema de código abierto que cualquier fabricante podía instalar, un sistema muy vistoso, similar al iOS y muy superior a los entonces omnipresentes Symbian y Blackberry OS. Dos años más tarde, en 2011, Android ya era el primero mientras todos los demás caían a plomo a excepción de iOS, que se ha mantenido entre el 15-20% de cuota de mercado.

En 2013 Android ya contaba con una cuota de mercado del 80% a nivel mundial y ha sabido defenderla a pesar de que Microsoft reinventó su sistema operativo lanzando el Windows Phone. Puso toda la carne en el asador, gastó una millonada en desarrollo y otra en promoción, pero de nada sirvió, hace unos meses los de Redmond tiraron la toalla anunciando que dejaban de desarrollar el sistema porque nadie lo quería.

¿Que Windows Phone fracasase fue culpa de Android? En parte si. Google supo competir mejor. Entregaba un sistema operativo muy versátil y disponible para todo fabricante que quisiese instalarlo en sus terminales. Gracias a eso empresas como Samsung, Sony o LG se han ahorrado desarrollar un sistema propio y se ha conseguido cierta estandarización que no existía hace diez años. A día de hoy sólo hay dos sistemas operativos móviles en el mercado: Android y el de Apple que corre solo en los iPhone. El trabajo de Google ha sido admirable. Todos han ganado: los usuarios, los socios y la propia Google. ¿Por qué a Vestager no le gusta?

Al parecer cuando Google entrega el sistema operativo a los fabricantes lo hace con aplicaciones propias como Google Search o el navegador Chrome ya instaladas. A cambio de eso les da acceso a la Play Store, la tienda de aplicaciones. A algunos operadores y fabricantes llega incluso a pagarles para que preinstalen sólo Chrome y Google Search. Ese es todo su crimen. Ellos han desarrollado el sistema y lo han puesto a disposición de los fabricantes sin coste. Les deja, además, que lo personalicen con aplicaciones propias.

A Vestager, sin embargo, le parece que preinstalar Chrome y Google Search reduce los incentivos de los fabricantes para instalar aplicaciones de búsqueda o de navegación de la competencia. Es cierto, pero es que el sistema operativo es suyo y, por lo tanto, son libres de preinstalar lo que quieran. Luego ya el fabricante instalará lo que desee y, por último, el usuario, que es quien tiene la última palabra sobre las aplicaciones que corren en su móvil.

Esta nimiedad ha desatado la causa contra Google que, como puede verse, es un disparate. La multa, por su parte, roza lo psicotrópico: 4.350 millones de euros, el PIB de la República de Montenegro. Respecto a los ingresos de la empresa, supone dos semanas de facturación de Alfabet, la matriz de Google. Dos semanas de ingresos para que esta burócrata que no ha trabajado en su vida se quede a gusto, porque proteger no va a proteger a nadie, es simplemente una obsesión personal suya. Claro, que Google podría retirarse de la UE y dejar de licenciar su Android para los teléfonos vendidos aquí. En ese caso los europeos se acordarían de esta mujer durante años. Y no precisamente para bien.

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2 Comments

  1. Si Margarita no está abusando de su posición monopolista de la regulación y no está calzándole a Google un impuesto disfrazado de multa en base a arbitrariedades ideológicas, entonces es que se está haciendo justicia. Justicia a al estilo de la Unión Europea, es decir, caña al extracomunitario rico en cuanto entra en el cortijo. Esta defensora de la competencia no se plantea las razones por las que no existe una empresa europea que, gracias a su ímproba labor en aras de la competencia leal, compita y triunfe ante Google; y no se las plantea porque lo suyo no es la libre competencia sino el cazo y el mazo, eso sí, en mi nombre y por mi bien.

    Un cordial saludo.

  2. Google hace tiempo que dejó de molar. Progres hasta la náusea, censores en Youtube contra lo que no sea pensamiento izquierdistas, despidos por disentir (James Damore)…
    No seré yo quien defienda a Goolag.

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