
El viernes pasado escribí un artículo, este, sobre cierto canario entremetido, negociante, pedigüeño y sin vergüenza. Se armó un pequeño revuelo. Nada especialmente grave. Las canariedades múltiples, reincidentes y necesariamente maliciosas eran conocidas, sospechadas o, sin ser ni una cosa ni la otra, quien sabía del cristo podía imaginar la sangre. Mi intención tan solo era explicar por qué me desencanté primero y abandoné después el Instituto Juan de Mariana después de tantos años defendiéndolo a capa y espada.
Lo hice en el día y a la hora exactas en que han de hacerse estas cosas porque en la vida más vale ser oportuno que rondar un año. Pero a veces sucede que cuando uno se pone con el bisturí afecta a algún otro órgano que no era el destinatario de la cirugía. Y esto es, en definitiva, lo que pasó.
Hoy estuve con Rallo, comimos e hicimos una larguísima sobremesa. Cordial, naturalmente. Me ha explicado que mi artículo contenía algunas inexactitudes, no muchas y todas atribuibles a la etapa del propio Rallo como director del Instituto. Me ha dicho, por ejemplo, que el canario ya ni pincha ni corta. Lo cual es posible pero no elimina la pregunta de qué hace entonces presidiendo el invento. Porque siempre se preside para algo y en este caso no se trata de una presidencia honoraria como la de Paco Gento en el Real Madrid, sino de la presidencia única y forzosamente ejecutiva. En el IJM no hay otro presidente.
Recordemos que Rallo es tan solo director, un cargo creado a propósito cuando el figurón calzadilla dejó de aborchornarnos con su presencia en la Villa. Otra cosa es que el canario, que gasta dignidades de cartón piedra casi al mismo ritmo que calcañares postizos, ejecutar ejecute poco. Ahí ya no me meto. Rallo sabrá lo que se dice mejor que yo.
Otra de las inexactitudes, parcial en este caso, es el papel que Inés Calzada desempeña en el Instituto. Me ha explicado que fue él quien la fichó para organizar eventos y no por ser hermana de su hermano, sino por ser ella misma en toda su mismidad. Viniendo de Rallo me lo creo pero recordemos que Calpurnia además de decente tenía que parecerlo. Para ciertas cosas el decoro es preceptivo porque de lo contrario pueden percibirse como lo que no son.
Con todo, los mejor dotados para organizar eventos en el IJM fueron siempre María Blanco y Luis Iglesias. Sirva el Liberacción de la semana pasada como prueba. Por lo que, amén de a don decoro, hubiesen cumplimentado también a doña eficiencia, que en este caso ni es canaria ni va calzada.
En líneas generales Rallo me ha convencido. Sus años de gestión pueden tener sus peros, que los tendrán, pero ha sido transparente y no ha empleado la institución más que para lo que fue fundada. Eso no lo pongo en duda. Como tampoco dudo del hecho que el IJM es una idea sobresaliente y necesaria. Una idea que a lo largo de los años se ha llenado de gente magnífica, idealista y dispuesta a participar en un proyecto que merecía la pena, que merece la pena y que en lo esencial seguirá mereciendo la pena.
Ya lo dije el viernes y lo repito ahora. Los liberales somos pocos y es bueno que nuestra voz se escuche. Eso implica estar bien organizados, ser impecables en las formas sí, pero también en el fondo, y hacer esto con convencimiento aun a sabiendas de que nos va a suponer un coste personal y a veces incluso profesional.
Quizá este sea el momento de abrir un periodo de reflexión dentro del IJM y proceder a las reformas que el propio Instituto pide desde hace demasiado tiempo. Ellos verán lo que hacen, yo ya no estoy allí por lo que poco puedo hacer. Espero que la suerte les acompañe. De entrada necesitan un presidente (o presidenta, no vayamos a liarla) porque el actual, digamos, viene con defectos de fábrica. Necesitan también romper el esquema calzado y abrir los órganos de Gobierno a los asociados para que sientan que el IJM es suyo.
Si esa fuerza se libera lloverán las ideas y el nombre del Instituto empezará a sonar más y mejor por las redes. Será útil, en suma, para sus socios y para la causa, no para servir de trampolín a pintamonas, dontiesos y acecharroscas aplatanados. La empresarialidad se demuestra emprendiendo. Además de decirnos liberales tenemos que comportarnos como tales. Si recupera el brío, recuperarán también a los muchos que se han ido. El movimiento liberal de base en España atraviesa un momento dulce. Ahí tenemos al Club de los Viernes o Students for Liberty como demostración palpable. Nunca antes había sido tan fácil. A por ellos, que son muchos pero no especialmente valientes.
FDV, «Necesitan también romper el esquema calzado y abrir los órganos de Gobierno a los asociados para que sientan que el IJM es suyo».
Con todo respeto, ¿El IJM tiene dueño?. Si hubiera un dueño y resulta ser Calzada entonces todo lo que has dicho es un pataleo sobre lo que un propietario hace libremente con su propiedad.
Si Calzada siendo presidente ejecutivo ni pincha ni corta porque el quiere que sea así, es muy libre pero si como tu planteas hubiera que hacer cambios orgánicos del calado de abrir los órganos de gobierno a los asociados para que «sientan» que es SUYO, quizás aquí hubiera que diferenciar de quien es que legalmente y emocionalmente…
No puedo evitar recomendar aquí la lectura de dos obras sobre el poder en la política y creo que igualmente válido para muchas organizaciones como por ejemplo el IJM.
El primer autor, Robert Michels en «Los partidos políticos».
El segundo, Dalmacio Negro en «La ley de hierro de las oligarquías».
En los partidos manda el líder y en las organizaciones también hay un mando claro, ahora bien, ¿el IJM debe volverse asambleario, democrático o del pueblo?…
Un saludo.
El IJM es una asociación, tan solo eso. Los dueños son sus socios, o al menos deberían serlo.
Navegando por la página del Instituto yo no he visto que tenga estatutos públicos donde se expongan derechos y deberes de los socios. Lo único que pone es que puedes aportar dinero haciéndote miembro, pero nada más: https://www.juandemariana.org/tu/hazte-miembro Por tanto, a priori, el IJM es entidad privada sin ánimo de lucro que pertenece a sus fundadores, o a una sola persona en particular si es el caso. Si fuera realmente una asociación, debería tener unos estatutos y regirse por la ley de asociaciones que estipula claramente que tiene que tener una organización democrática, asambleas generales, cargos electos, etc…
Siento curiosidad por saber cuál es el papel de Paco Capella en todo esto. Por otra parte, yo me pasé al Club de los Viernes hace ya tiempo, son mucho más «user-friendly» y muy activos en las redes.
Alguien me puede decir cómo se puede ser miembro de una asociación sin ser socio?
No son socios propiamente, son simples donantes a los que han redenominado «miembros»
Fernando, insultas mejor que Guybrush Threepwood. Me quito el sombrero.
Fernando, ¿qué pasó en Guatemala para que se produjera este distanciamiento con el Juan de Mariana? Supongo que fue el propio Calzada el que te enchufó en la universidad Francisco Marroquín…
Un saludo
Digamos que pasaron cosas que nunca debieron haber pasado y de las que el chisgarabís este fue el único culpable.
Hombre, el chulángano este te consiguió un trabajo en la universidad. No será tan malo…
Llamar a aquella estafa trabajo me parece muy benigno por tu parte.
Entiendo que romper con un proyecto en el que has puesto esfuerzo y dedicación durante 10 años de tu vida no ha debido ser fácil. Ni perder ese círculo de amistades. Muy gordo tuvo que ser lo que pasó en Guatemala para cerrar de un portazo diez años de tu vida. Pero creo que deberías contarlo todo, solo por empatía hacia esa gente que a día de hoy forma parte del entorno del Juan de Mariana y está malgastando un dinero, un esfuerzo y una dedicación como la que tú dedicaste, a un proyecto que no la merece.
Un saludo.
Te sigo desde hace un tiempo y me topé con este artículo hoy. Como canario, espero que no sea algo que califique a ese señor como peor, aparte sea lo que dices de él, que fiándome de tu criterio, lo creo.
Nunca entendí que la procedencia añadiera peores o mejores atributos a nadie.
Un abrazo.
Digamos que este «señor» se avergüenza de ser canario, de ahí el recordárselo.
Bien recordado entonces. Conozco esa calaña de aparentes.
Saludo y gracias por tu aclaración.