China en la picota

Si antes de esta crisis casi nadie se tomaba muy en serio la información oficial que salía del Gobierno chino, tras ella las dudas se han convertido en certidumbres. Nadie se cree el número de casos y de fallecidos que aportan las autoridades. Los chinos no son superhombres y por ello es imposible que tengan una cifra tan baja de positivos y, sobre todo, de fallecidos. A día de hoy, y a pesar de que el problema empezó allí, la República Popular China es el séptimo país en número de casos confirmados y el noveno en número de víctimas mortales, por debajo de países como Alemania, Reino Unido o Bélgica. Es más que evidente que están mintiendo con total desparpajo. Pero no sólo eso, su Gobierno ha sido extremadamente opaco en todo lo relacionado con esta enfermedad cuyas tasas reales de contagio y letalidad las estamos conociendo ahora de primera mano en Occidente.

Esto no puede quedar así. El régimen acaudillado por Xi Jinping debe asumir la culpa que le corresponde, que es mucha, y abrir el país al escrutinio de la comunidad científica. Eso de puertas para afuera. De puertas para adentro esta crisis es una oportunidad de oro para que una de las dictaduras más longevas del mundo se vea obligada a implementar reformas que desemboquen en una democracia. El llamado «modelo chino» no sólo no funciona, sino que es inmoral, inhumano y supone una amenaza para todo el mundo.

En La ContraRéplica:

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https://diazvillanueva.com/apoya-la-contra/China

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