
Inés Arrimadas agitó este martes el tablero político en España pactando un comunicado conjunto con el Gobierno en el que anunciaba que los diez diputados de Ciudadanos votarían si a la cuarta prórroga del estado de alarma. El apoyo de Ciudadanos garantiza que la prórroga salga adelante junto a los votos del PNV. El PP, por su parte, no se atrevió a dar el paso definitivo y se quedó en la abstención. La situación, como vemos, ha cambiado mucho en mes y medio. Pedro Sánchez, cuya debilidad parlamentaria es evidente, está empezando a tener problemas para mantener el estado de alarma. El acuerdo con Ciudadanos le genera, además, un problema añadido con su socio de Gobierno, que teme que Sánchez les termine traicionando.
Para Ciudadanos la apuesta es total, de esta pueden salir muy perjudicados o, si las circunstancias se alinean de un modo muy concreto, salir reforzados en el medio plazo. Esto, evidentemente, es tan sólo una hipótesis. Entretanto a Sánchez el asunto se le ha empezado a poner cuesta arriba cuando hace sólo un mes lo tenía todo a su favor. Para tratar de salir del paso ha adoptado una nueva táctica: no hay medias tintas, o con él o contra él.
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