
Los inspectores de la OPAQ (Organización para la Prohibición de Armas Químicas) llegaron ayer a Damasco para recoger pruebas y entrevistarse con gente en Duma. Así podrán determinar si el 7 de abril hubo o no un ataque químico en esta localidad. Llegan un poco tarde, eso sí, diez días después, por los que cabe la posibilidad de que el Gobierno de Al-Assad haya manipulado las pruebas.
Entretanto el régimen es presa del nerviosismo. Ayer se dispararon las alarmas antiaéreas en Homs. Nadie estaba atacando pero los sirios dispararon al aire. Horas después el régimen acusó a EEUU e Israel de efectuar un ataque electrónico contra el sistema de radar. Una falsa alarma que da fe de lo caliente que se ha puesto la cosa por allí. Pero también fuera. En Europa y EEUU el ataque no ha sido especialmente popular, y menos lo será si la situación escala.
El ataque aliado contra Siria no ha tenido rigor legal, ni rigor veraz, ni rigor ético, que son cuestiones que se suelen obviar bajo planteamientos pragmáticos. La cuestión es que lo pragmático ante la imposibilidad de la paz suele ser la estabilidad pero en este caso se han pasado las formas por alto para además de olvidarse de la paz, alejar la estabilidad. Cualquier beneficio particular y corto-placista para los aliados «mezquindea» ante las consecuencias. Donde se precisa inteligencia han aplicado falsa justicia y fuerza así que los resultados serán acordes. Donaldo, Teresa y Manuel han demostrado el talante y la talla de Occidente. Y bueno es saberlo.
Un cordial saludo.