
Fue un imperio breve y de vida tranquila. Duro poco más de medio siglo, por lo que muchos pudieron verlo nacer y morir en el curso de su propia vida. Era el Estado más extenso de Europa después de Rusia y el tercero más poblado. Iba de las estepas ucranianas a la costa del Adriático y de los Sudetes a los Cárpatos.
Reunía a una docena de grupos étnicos con sus respectivas lenguas, lenguas tan distintas entre sí como el polaco, el italiano, el checo o el rumano, aunque la lengua franca era el alemán y, en menor medida, el húngaro. Me estoy refiriendo al imperio austrohúngaro, el último gran imperio centroeuropeo y también el último resto del Sacro Imperio Romano-Germánico que había aparecido mil años antes.
A pesar de sus diversidad el imperio austrohúngaro funcionaba muy bien y llegó a ser uno de los países más prósperos del mundo. Desapareció de golpe tras los tratados de Saint-Germain-en-Laye y de Trianon entre septiembre de 1919 y junio de 1920. Hoy vamos a sumergirnos en la historia de este imperio tan célebre como efímero y que tuvo el mismo triste final que sus monarcas.
En El ContraSello:
- Historia de la moneda (y de las bebidas alcohólicas)
- Napoleón y Simón Bolívar
- Oskar Schindler
Bibliografía
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