
El ex presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, fue detenido ayer por la Guardia Civil a instancia del juez Eloy Velasco y de la Fiscalía Anticorrupción. Acusan, a él y a un entramado supusestamente dirigido por él, de ocho delitos que suman penas superiores a los 40 años de prisión. Consideran que integraban una organización criminal dedicada al desvío de fondos en beneficio propio a través del Canal de Isabel II. Como en otros muchos casos de corrupción la clave suele estar en empresas públicas, los instrumentos favoritos de los políticos para corromperse. Quizá ha llegado el momento de cerrarlas todas.
La condición humana son esas cosas que sabemos que ocurrirán, no por adivinación, sino porque nos han sucedido sistemáticamente desde que se tiene memoria de la historia. No nos sucederán todas a la vez y en todo momento pero sí a todos en cuanto se den las circunstancias, corrientes aunque no obligatorias, adecuadas. Como todos conocemos de primera mano la mayoría y segunda mano todas ( humildad, soberbia, generosidad, avaricia, paciencia, ira, prudencia, gula, envidia caridad, pereza, lujuria…), pues no hace falta decir más.
Los Estados han orquestado evolutivamente un sistema de gestión de los recursos comunes consistente en poner en manos de un grupo de personas enormes recursos ajenos con responsabilidad difusa y controles soslayables. Es decir, las circunstancias adecuadas para que la pereza, la avaricia y la soberbia de los humanos del grupo gestor, florezcan.
Un cordial saludo.
Yo diría que en el caso del PP ya no es sólo la «condición humana» de sus integrantes, lo cual no discuto, sino que hay evidencias de sobra para entender que más que un partido es un grupo organizado con el único fin de utilizar la influencia que otorga ostentar cargos públicos para enriquecerse. No hay ideología, ni vocación de servicio público, ni ninguna dote probada de conociemientos de gestión de recursos de forma eficiente. Conozco bastante gente perteneciente a este partido en los pueblos de España. y el único fin común que encuentro en ellos es el de llegar para mejorar su situación económica y la de sus familiares y amigos. Y por lo que vemos esto es válido desde el alcalde del más humilde pueblo hasta la propia presidencia.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha estimado en cerca de 90.000 millones de euros al año el coste de la corrupción en nuestro país. Más de la mitad, 47.500 millones de euros, el 4,5% del PIB, corresponde a sobrecostes administrativos por las deficiencias en el control de las contrataciones públicas. Esto es muy grave, y me parece más preocupante que los tuits de Zapata o cómo se vistan los Reyes Magos, y sin embargo no castigamos a los culplables lo que se debería, tanto en cárcel como en votos.
Un saludo.