
Theresa May convocó ayer elecciones generales para el próximo 8 de junio. La maniobra, muy inteligente por su parte, viene motivada por las fracturas dentro del Partido Conservador y por las consecuencias de la salida de la Unión Europea. La primera ministra busca de este modo rearmarse de legitimidad de cara al principal desafío que encara el país. Pero el Reino Unido no es solo el Partido Conservador. Laboristas, Liberal-Demócratas, nacionalistas escoceses e incluso los del UKIP podrían tener más influencia de la esperada en unos resultados que los conservadores esperan muy favorables para sus intereses.
La democracia en el Reino Unido es como en la mayoría de las democracias, una estafa representativa. La señora May representa a todos los británicos, a todos, incluidos los que no votaron por el partido que la nombró representante, por no votar o por votar en contra, que son la mayoría. También representa a los británicos que votaron a su partido sin saber que ella iba a representarles. Además representa los intereses del Reino Unido en el proceso del brexit, ella, que no cree que el brexit sea algo defendible, pues hizo campaña para explicar lo funesto y perjudicial que resultará. Ahora, busca legitimidad en las urnas y es posible que la consiga, lo que no va a lograr es consonancia con el sentido común.
Un cordial saludo.