
Hace cinco meses arrojé una botella al inmenso océano que es la red con un mensaje dentro. Lo hice desde esta humilde página pero al final la recogió mucha gente, mucha más de la que imaginaba. Sucedió entonces que algunos de los que leyeron el mensaje decidieron embarcarse en la empresa de ayudarme a llevar la contraria. Hoy ya son 200. Ellos son La Contra. Conste que advertí que el frío sería extremo y el peligro constante pero que, como Shackleton prometió a sus hombres de la expedición antártica, habría honor y reconocimiento en caso de éxito.
El éxito poco a poco va llegando, despacio pero con buena letra, a fuego lento como todas las cosas buenas de esta vida. La ContraCrónica se ha consolidado por encima de las 200.000 descargas mensuales y el último mes rozó las 250.000. La ContraHistoria por su parte ha conseguido casi un millón de descargas con sólo 37 capítulos, más de 25.000 descargas por entrega. Como decía hace unos meses, La Contra funciona, pero si lo hace es gracias a quienes están apostando por ella. El mérito, por lo tanto, es compartido. Puedo llevar la contraria a diario, algo más incluso, ocho veces por semana incluyendo La ContraHistoria, porque mis patronos me lo permiten. Voy más lejos, me invitan a que lo haga. Con oyentes así, ¿quién necesita editores?
Otros tienen padrinos políticos, yo tengo mecenas. No hay color.
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