
Tras el batacazo turístico de 2020 a causa de la pandemia de covid, las empresas del sector esperaban que este año el turismo se recuperase conforme avanza la vacunación en los principales mercados europeos. Pero no ha sido así. El verano se va a cerrar con un derrumbe histórico de turismo extranjero sólo superado por el del año pasado. Los últimos datos no son buenos. A falta de un balance final se estima que este año visitarán España entre un 70% y un 75% menos de turistas provenientes del extranjero. La crisis económica, las restricciones sanitarias que, aunque suavizadas con respeto al año pasado, aún se mantienen y las nuevas variantes del virus son algunas de las claves de este descenso.
La bajada del turismo extranjero se está compensando, en parte, con el turismo nacional. En zonas donde el turismo nacional siempre ha tenido mucho peso la crisis apenas se ha notado, en otras en cambio la falta de británicos, alemanes u holandeses ha mantenido hoteles cerrados o funcionando a medio gas. Lo mismo se puede decir de las aerolíneas y el tráfico en los aeropuertos. El sector contiene así un año más la respiración en espera de que en 2022 llegue el fin de esta pesadilla. Los dos años de la pandemia, entretanto, habrán servido para replantearse muchas cosas y reflexionar sobre el futuro del sector turístico, un recurso que es fundamental en el PIB español, al que aporta más del 10%, en algunas regiones como Baleares o Canarias mucho más que eso.
Para hablar de turismo nos acompaña hoy Moisés Simancas, profesor de Turismo en la facultad de Humanidades de la Universidad de La Laguna. Analizaremos los problemas del sector, su futuro inmediato y como puede sortear esta crisis inesperada y prepararse para la próxima década.
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