
Medir el tiempo fue uno de los grandes desafíos a los que se enfrentó la humanidad desde el principio. A diferencia de otras magnitudes el tiempo no es tangible y, como tal, es algo muy resbaladizo. Durante siglos nuestros ancestros emplearon fenómenos naturales mensurables como el sol o la caída del agua, pero no fue hasta la Edad Media cuando se inventa el reloj mecánico, uno de los ingenios más prodigiosos creados por la mente humana, que impactó de un modo tan decisivo en nuestra historia que terminó modificando nuestra cosmovisión.
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