
Se cerró ayer la campaña electoral en México. Allí tienen dos días de reflexión, la llamada veda electoral, que en algunos Estados viene acompañada de ley seca. Pero, con o sin tequila, estas elecciones tienen un favorito indiscutible: Andrés Manuel López Obrador, que ha mantenido su ventaja en las encuestas a lo largo de toda la campaña electoral.
Muchos se preguntan ahora cómo es posible que hayan llegado a esto. Otros, los menos, confían en un milagro de última hora que es poco probable que se produzca. Si los mexicanos votan como dicen los sondeos la victoria de AMLO será contundente. A partir de ahí los interrogantes que se abren son muchos porque el líder de MORENA ha hablado mucho durante la campaña y ha prometido muy por encima de sus posibilidades y de las del propio México.
El triunfo de Andrés Manuel será el triunfo de la voluntad de renovación de los mejicanos, ahítos de corrupción, de inseguridad y de falta de prosperidad. Cuando terminen de barrer el confeti, guarden los instrumentos de las bandas y toque vivir en el Méjico renovado, tal vez la corrupción, la inseguridad y la falta de prosperidad tengan el mismo aspecto que antes de la renovación pero sí se les note bríos renovados. La idea de elegir al menos malo y la de elegir a alguien que conoce las soluciones, son ideas útiles para conformarse o para esperanzarse, pero como a la realidad que te conformes o te esperances le resulta indiferente, pues tras los fracasos del menos malo o del salvador, acabas revelándote y desesperándote. Pero hoy es noche de fiesta y no para escuchar a cenizos.
Un cordial saludo.