Rebeldes sin causa

Este sábado un numeroso grupo de manifestantes se plantó ante el edificio del Reichstag, rompió el precinto de seguridad y se encaramó sobre la escalinata de acceso de la puerta principal. La policía tuvo que emplearse a fondo para disolver la concentración. Horas antes por el centro de Berlín desfiló una marcha mucho mayor, de unos 35.000 participantes según la policía, pero fue en el Reichstag donde las cosas se complicaron. Hubo palos, gas pimienta y carreras, pero los manifestantes se negaban a abandonar el lugar, así que la policía pidió refuerzos y logró finalmente desalojarlos. Pretendían tomar al asalto el Bundestag y denunciar de este modo las medidas que el Gobierno alemán está tomando para contener la epidemia, medidas que consideran un atropello para sus derechos y libertades.

La prensa les ha dado en llamar «negacionistas» porque muchos de ellos niegan la existencia del virus y, por lo tanto, de la enfermedad. No es la primera manifestación de este tipo que tiene lugar en Alemania, tampoco en el resto de Europa. En Madrid hubo una protesta similar aunque menos concurrida a mediados de agosto en la plaza de Colón. El movimiento ha cobrado fuerza y está empezando a ser capitalizado por grupos de extremistas que han encontrado en esto un punto de fricción para desgastar al Gobierno y poner en tela de juicio el sistema político.

En La ContraRéplica:

  • Las app de rastreo
  • Recapitulación de contagios

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