
Ni el románico, ni el gótico ni ningún otro estilo artístico europeo hubiese sido posible sin el aporte de Bizancio que, entre los siglos V y X, fue la potencia hegemónica en el Mediterráneo y cuyo peso en la historia del arte es fundamental. El arte bizantino es mucho más que Santa Sofía de Constantinopla, es la ciudad de Rávena en Italia y son los innumerables restos arqueológicos que se han ido encontrando en lugares como Turquía, Siria o Jerusalén. Para entender el arte bizantino y las novedades que trajo es necesario antes entender la religiosidad de ese primer cristianismo, preponderancia del templo y la figura del emperador de Bizancio, puro cesaropapismo que se impregna en la arquitectura o la riqueza y variedad de los mosaicos, muchos de los cuales siguen presidiendo los ábsides de iglesias cristianas abiertas al culto.
Sobre esta base Alberto Garín y un servidor valiéndonos de fotografías trataremos de explicar lo que el arte europeo posterior le debe a Bizancio.
Bibliografía
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