El legado de Mayo del 68… 50 años después

Milenio, una revista de cultura, política y sociedad con la que Gonzalo Altozano y yo empezamos a colaborar en septiembre del año pasado, celebró ayer su primer coloquio. Lo hizo con un tema del que se hablará mucho en los dos próximos meses: el aniversario (redondo, redondísimo) del mayo francés. Medio siglo desde que unos estudiantes de la Universidad de París-Nanterre decidiesen manifestarse en el barrio latino, lo que dio lugar a una revuelta que sirvió como catalizador para todo tipo de fenómenos culturales que atravesaban la sociedad de la época. En muchos aspectos nuestro mundo nace en mayo del 68 por lo que es bueno saber qué pasó y por qué lo hizo.

Nos juntamos el propio Altozano, Pedro Insua, Hughes (en el siglo Paco Santas) y un servidor en la librería Neblí de Madrid, que durante un tiempo fue mi librería de cabecera porque me pillaba al lado del trabajo. Está bien surtida y, como es habitual en todas las de la cadena Troa, los libreros no sólo conocen hasta el último ejemplar que tienen expuesto, sino que es muy posible que se lo hayan leído. No se puede decir lo mismo de todas las librerías.

El acto fue un éxito. Se llenó la sala y aún quedó mucha gente de pie en la parte de atrás. A los oyentes de La ContraCrónica les prometí grabarlo, aquí lo tenéis. Espero que haga justicia al lema de Milenio y se os quede el café frío mientras lo escucháis.

Aquí os dejo una breve bibliografía sobre el tema:

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1 Comment

  1. Aquel mayo parisino cristalizó en las calles el paradigma de la incipiente sociedad consumista: todo es posible, se tiene derecho a todo y el mérito, la experiencia y el sacrificio son carcas y fascistas. Los comunistas, transformadores ellos de la sociedad pero conscientes de que el socialismo real solo es aplicable mediante el asesinato y de que la clase social preponderante no era la famélica legión sino la clase media consumista, saltaron sobre este movimiento juvenil de visión adolescente de la realidad para conformar una estrategia anticapitalista con consumistas compulsivos ávidos de causas justas que imponer por la fuerza de las flores o del terrorismo. Las causas resultaron algunas justas y otras idiotas. La justas se han ido imponiendo no por flores ni asesinatos sino por la transformación social evolutiva hacia la ecuanimidad en un contexto de paz y prosperidad. Las idiotas aún se fuerzan con legislaciones impulsadas por grupos de presión política ante el estupor general.
    Un cordialsaludo.

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